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Así es, llega el verano y con éste los descuidos nutricionales. Son las cervezas de por la noche a la fresca acompañadas de patatas fritas, los helados, los refrescos para “refrescarte”, zumos extras un gran etcétera.

No quiere decir que no podamos darnos estos caprichos de vez en cuando, sí, pero cuando lo hagamos tenemos que hacer más hincapié en hacer más ejercicio físico para compensarlos.

No hay que olvidarnos de la hidratación y que ésta venga siempre de la mano del agua (que puede ser del grifo). La ingesta de frutas y hortalizas también nos van ayudar a cargar las reservas hídricas además de aportarnos vitaminas y minerales.

Para evitar el exceso consumo de refrescos y zumos, nos podemos hacer nuestra propia bebida y tenerla siempre en la nevera. Una idea es poner en una jarra agua del grifo, dos gajos de limón y hierba buena picada. Si la ponemos en nevera podemos elegir esa bebida y no otras bebidas.

Las cenas deben de ser ligeras y frescas. Recurrir a ensaladas variadas, gazpacho, humus con zanahorias y cremas frías.

Si seguimos manteniendo nuestros buenos hábitos alimentarios y de actividad física no tendremos no nos pasará factura el verano.

María L Miguel-Berges

Dietista-Nutricionista ARA00129